La burra que véis en la foto de abajo, se llamaba Perla. Un animal que vio crecer a parte de mi familia, y que, en sus tiempos de juventud , ayudaba a alimentar a una familia de 5 hijos. Este objeto, se llama collarón , y era usado por Perla para ayudarla a cargar con las recolectas o para transportar varios aperos de labranza de un lugar a otro.
Tuve la suerte de crecer con ella también , pero , por aquel entonces, ya no trabajaba en el campo de la misma manera. Recuerdo los largos paseos con ella, en ocasiones, llevaba parte de la recolecta, como el maíz que luego transformábamos en pan , y sobre el que te contaré más en la Peneira.
Actualmente se utiliza para decorar y las burras fueron sustituidas por vehículos a motor, o simplemente ya ,ni se recolecta. Pero antiguamente suponía un privilegio tenerlo, ya que ello significaba que se tenían tierras para trabajar. Tierras , gracias a las que se subsistía y también de las que familias enteras comían. Si alguna vez has comido en una casa gallega y has comido hasta no poder más , ahora entenderás el porqué del dicho popular “ máis vale que sobre, que que falte” , pues en la buena cocina gallega que se precie, la comida es sagrada. La escasez de comida en muchas de las casas hacía necesario el trabajo en el campo, y en ocasiones, solo se tenía un poco de pan y leche para echar a la boca. Por este motivo, nuestras comidas son tan abundantes y jamás se le negará un plato de comida a nadie. Si nos visitas en invierno, te recomendamos un buen plato de cocido gallego, de éstos que hacían nuestras abuelas, eso sí, ten por seguro , que luego necesitarás una siesta.