El símbolo por excelencia del Camino de Santiago, guarda tras de sí, mucho de la esencia gallega presente en sus mares. ¿Sabías que ese marisco que degustas , en ocasiones a precio de oro , antiguamente se equiparaba su precio casi a una barra de pan? Y su fama, no tiene nada que ver con la de hoy día, pues los pescadores, conocedores del inmenso poder que tiene el mar, le tenían incluso miedo y en ocasiones rechazo.
Pues bien, como buenos gallegos, hace mucho tiempo, se vivía no sólo del campo, si no también del mar, todo lo que teníamos más próximo, se aprovechaba. Primero , fuimos conocidos , ya herencia de los celtas, como la civilización del cocido, en grandes ollas se hervía todo lo que la tierra nos daba; carne, verduras , patatas, etc. Con el paso de los años, y cuando la necesidad apremiaba, nos atrevimos a hincarle el diente al mar, y se comenzó por el pescado , para más tarde llegar al pulpo, y los mariscos. Y con el paso del tiempo, estos invertebrados pasaron a ser seña ineludible de nuestra gastronomía, y como no de toda nuestra cultura.
En este caso, es una mezcla de las 7 hierbas que podéis observar en la imagen, que deben ser recogidas de manera natural y posteriormente dejarse bajo el rocío de la noche de San Juán, para luego usarse al día siguiente, con el fin de espantar los malos espíritus. Nos lavamos la cara, nos bañamos con esta pócima al día siguiente. Esta una de las noches más mágicas para nuestra cultura.
Actualmente existen diferentes teorías del porqué de la concha de este bivalvo es el símbolo del camino de Santiago, pero sin duda la más extendida, siempre ha sido la que menciona esta concha como recipiente usado en el camino para poder beber en las fuentes de los lugares de paso ¿ Has estado alguna vez en algún pueblo marinero como Cambados? Si es así, puede que hayas visto estas conchas pegadas en los laterales de las casas, y si no, te invitamos a que vuelvas a visitar esta ciudad, o te pases por A Ermita da Toxa, donde su ermita está totalmente recubierta de conchas de vieira , ya que, el poder aislante que estas conchas tienen ante la humedad marina las hace perfectas no sólo a la vista , si no también a nivel de protección.