Puede que, a priori este objeto, no os diga mucho, pero para mí, representa parte de mi niñez, de los mejores momentos que pasé en mi aldea, como buena gallega, al lado de mi abuela, la persona que , a pesar de su edad, me sabía comprender como nadie, pues así son las abuelas gallegas, saben de todo , y todo lo comparten. Pues bien, cada vez que se recogía el maíz , para mí era una de las mejores épocas del año, pues sabía que iba a compartir tiempo con esta increíble mujer. Sacábamos el grano a las mazorcas, y bajo ese sol, que ya casi era de invierno, pues solía hacerse entre septiembre y noviembre, arreglábamos el mundo con esta peneira, separando el maíz de toda mota de polvo o desperdicio. Entre sacudida y sacudida de la peneira, ella me decía “ queres que che conte un conto? “ ( ¿quieres que te cuente un cuento ? a lo que indudablemente decía que sí. Algunas veces, me enseñaba canciones y , como no, luego llegaba ese momento culmen, en el que después de haber molido el maíz hacíamos pan. Pero .. ¡Qué pan! Para nosotros, los gallegos, es una religión, puede faltar cualquier cosa en la mesa de un gallego, pero el pan, jamás. Al calor de la lareira, amasábamos esa masa que nosotras mismas habíamos creado, y en el medio, se echaban estos últimos chorizos de la matanza del año pasado. En Pontevedra ,contamos con grandes panaderos de renombre,gente que valoró y valora todas estas enseñanzas que se han transmitido desde nuestros tatarabuelos y las han convertido en realidad “con toques de siglo XXI”. Un lugar de obligado paso, es Amásame Bakery Lab, pues uno de sus dueños forma parte de la lista del buen pan, que viene siendo algo así, como la estrella Michelín del pan.
Puede que este objeto os recuerde a alguna decoración tipo nórdica, pues aunque antiguamente estaban hechas de otros materiales, hoy en día, debido a la pérdida de la agricultura tradicional, están hechas de madera y se utilizan para decorar las paredes, e incluso para hacer estanterías.